Telenoche Segunda Edición

On the edge of a dream that you have

Has anybody ever told you it`s not coming true

The Kills /  Black Ballon

Blanca de blanca asfixia

y exangüe blanca vida

Oliverio Girondo / Reposo en blanco vivo

Viernes. 1 am. Miro el informativo de canal 4. Tengo la necesidad de ver al pibe que sale con una pancarta de la suprema corte.  ¿Cómo un darky hace el proceso y llega a ser un militante de la  feuu comprometido con la causa de la Jueza Mota? Lo vi en la edición central, en un flash antes de la edición central y me quedé a la edición de última hora, para estar seguro que es él. No hay dudas. Es él. Hijo de puta. Lo conocí una vez y luego nos saludamos esporádicamente. A veces me escondo. Él no me gusta, desde la vez que me mostró un video desde su celular. En una morgue rusa abrían una persona a la mitad. Yo había visto CSI, algunas veces, pero esto no se le parecía. Lo miré, traté de entender el porqué de la nada me presenta eso. Achiqué los ojos.  Fruncí el ceño. Seguí hablando dos pavadas con el resto de las personas alrededor de él. Me fui.

Lo ví otra vez, con una minita jipi-judía que por esas cosas que se emparentan con la curiosidad decidí conocer un día.  A la jipi-judía sí que la evitaba, pero la veía en todos lados vendiendo unos bombones, que me llegó a regalar. Tal vez para evitar suspicacias y que no la llame amarrete. También me invitó a pasar por su casa a fumar de su narguila, hecho que pospuse indefinidamente de un modo amable.  Virgen hasta el matrimonio. Pollera por los tobillos. Te odio.

Y allí estábamos los tres.  Cayendo en la cuenta que nos conocíamos todos, pero cada uno por separado no sabía que conocía al otro. Esas cosas estúpidas que pasan en Montevideo. Ese día traté de ser un poco bélico. Recordaba el video del darky y más presente tenía un video parecido de un bebe palestino quemado por el fosforó blanco israelí, en la televisión  Cisjordana, levantado en las noticias de Russia Today.  Ella se armó un tabaco y me preguntó por fuego. Tengo fósforos, dije. No entendió la indirecta y decidí dejarlo así.

A veces en deliriós paranoícos pienso que ella es una funcionaria de la Simon Wiesenthal y él un advenedizo pichón de Hitler, al menos así me lo imaginé un dia que vi una exposición suya en el Lago Merín. Eran cuadros. Pintados de una forma, que me hacían inferir que algo ocultaba y no precisamente un talento especial. Por suerte no lo rechazaron en la Escuela de Bellas Artes. Y hasta allí llegaron mis delirios.

El informativo va a pausa. Cierro los ojos un poco. Me despierta la noticia del policía que mataron en Maroñas.  El informativo no puede ser mas claro. Eran dos delincuentes. Uno de tez morena. (sic) Al oír esto esbozo una sonrisa. Dice tez morena, con cierto dejo de estar siendo políticamente correcto. El locutor no dice negro, sino un tímido tez morena. Punto para las organizaciones afrodescendientes. Ahora podemos clasificar a los delincuentes según el color de su piel, pero tenemos una herramienta que nos permite hacerlo de un modo óptimo, acorde a la nueva era integrista que vivimos. Un manual de estilo para épocas progresistas. Claro, en mi mundo de convicciones sesgadas, el conocer el color del delincuente no aporta nada. Pero uno siempre le hizo el juego a la derecha.

Tiro el control. Doy en la pantalla. Se rompe en una esquina. Aparece una mancha violeta. Me la quedo mirando mientras el conductor se despide.