el ocaso del pensamiento

una primera persona irrestricta comanda mi soledad circunstancial. a solas con todo el mundo he comprado un vino que me lo vine a vaciar a la casa de mi madre. me gusta saber que asaltaron con rehenes el supermercado, en donde robaba chicles cuando era niño. mi madre es atinada con un que horrible. hoy también robaron en la casa de mi hermano y no me pareció tan entretenido. las subjetividades que mueven al mundo, pienso. es como cuando ayer tupac me hablaba de lo tranquilo de montevideo. tupac vino hace una semana de mendoza a vivir acá, justo acá. y se siente libre de ir a la cinemateca todos los días. yo nunca fui, le miento. el vino baja [el de ayer con tupac / el de hoy con mi vieja]. termine de leer a arlt y él me dice que hay un progreso irrefrenable, que es observable, la linea empieza con borges y roberto y termina con saer. saer tiene esa cosa cinematográfica de describir las situaciones, dice, y eso es progreso. yo no le creo, el cine nunca me gusto, el vino baja y hago una mueca que parece una sonrisa. ¿conoces a alguien que venda faso por acá?. si, pero esta en kiyú y la ultima vez que me llamó no quedamos en buenos términos. o al menos eso creo. como si no hubiera escuchado mi respuesta sigue. la literatura algún día deberá hacerse cargo de la tristeza del mundo, ¿no te parece?. puede ser. esas respuestas ambiguas, de siempre. encima de la mesa dos libros de cioran. al azar, leo. la vida es etérea y fúnebre como el suicidio de una mariposa. claro que la literatura debería hacerse cargo. nos evidencia. toda esta cosa franny glass me asquea.