demasiado revuelto

la mejor forma de entrar a uruguay, es por el botecito de mickey, que te pasa de montecaseros a bella unión, por veinticinco mangos y ni te das cuenta. mejor que esperar cinco horas en la terminal de colon, pagando cafés a precios de whisky importado y no sabiendo que concha hacer con la puta resaca que te dio la pastilla para no vomitar al vecino del asiento. ¿es que alguien es tan idiota como para pedir pasillo? una pregunta capciosa ¿ventana o pasillo? y si elegís pasillo sos un amargo, o tenes transito lento. claro, que tampoco hay mucho que mirar. los paisajes aburridos de la pampa húmeda, las millones de hectáreas de soja o las suaves ondulaciones que atraviesan nuestro país. porque si mal no recuerdo uruguay es una penillanura con vacas demasiado cerca de la carretera. lo peor de todo, tal vez no fuera el mareo y la bilis trancada en la garganta, sino el disco de arjona repetido ad infinitum. entonces te paras y el amargo que pidió pasillo se tiene que levantar y vas directo a la cabina del conductor y del azafato. che! esto es peor de lo que le hacen a los musulmanes en guantamo. ¿me podes apagar la música de mierda esta?. los tipos que tardaron en notar tu presencia, te miran con cara de odio y vos ves perdido todo tu equipaje y capaz que ni siquiera te dan el alfajorcito y la naranpol, en unas horas. pero por lo menos fuiste digno, no como el amargo del pasillo, que le tirabas una onda para ver si se sumaba a tu campaña contra la música del ómnibus y solo te respondía, aja, aja. aja esto, aja lo otro. y cuando mas parecía que ibas a vomitar, mas apretabas la piedrita blanca que te dio tu madre, cuando eras niño y no podías hacer ningún viaje, sin gritar, putear al conductor y desembuchar, sobre todo esto. y los pasajeros te odiaban y vos impasible seguías regurgitando. pero sos grande y queda feo. los hombres no lloran, ni arrojan en los ómnibus de larga distancia.