el fetiche de la democracia

el problema no era del niño que tenia cara de mongólico, mientras tabaré le explicaba lo bueno que era tener una xo. ni siquiera creo, que era de la madre, que parecía una vieja berreta y mamadera que miraba a tabare como a luis catorce, mientras este le explicaba al niño bobo que existían viejos malos y tecnócratas (tecnócratas de escritorio) que se oponían a que cada niño de este país tuviera su computadorita. el problema era (y siempre lo fue) tabaré. él nos estaba hablando a nosotros, a lo que de nosotros proyecta la pantalla, encubierto en un dialogo con un estúpido niño que escuchaba sin entender. la utilización de la infancia para fines políticos es algo agresivo y común, las madres, desesperadas brindan la cabeza del bebe para que el candidato la bese. el político habla con el niño, porque no es un tecnócrata, ni se opone a la pública felicidad. la gente aplaude, los periodistas informan, los politólogos analizan, los analistas hacen política: es su época de zafra, lo importante es aparecer. los discursos luego se amoldan.

me recontracago en la chota democracia, escribía el poeta peronista. amén, dijo mi amiga.